Estoy seguro que estos mates fueron uno de los mejores de ese día, delante mío estaba el puente, sugiriendo a cada vista una invitación a la naturaleza, a mi espalda el resto del mundo alocado por alcanzar algo y casi todos sin saber que.
Resumen
Había una vez un hombre llamado Juan que siempre había sido muy trabajador y dedicado a su carrera profesional. A menudo trabajaba hasta altas horas de la noche, lo que no le dejaba mucho tiempo para socializar o encontrar el amor.
Un día, después de un largo día en la oficina, decidió ir a un bar cercano para tomar algo y relajarse un poco. Mientras estaba allí, vio a una chica hermosa con ojos azules, sentada sola en la barra. Juan nunca la había visto antes, pero quedó cautivado por su belleza y su mirada dulce.
Juan se acercó a ella y comenzaron a hablar. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, incluyendo su amor por la música y la lectura. Hablaron durante horas, perdiendo la noción del tiempo. Cuando llegó el momento de cerrar el bar, ella le dijo que se llamaba Ana y se despidió con la promesa de volver a verse.
Al día siguiente juan le regalo una pequeña rosa, a partir de ese momento, Juan y Ana comenzaron a salir juntos. Cada vez que se veían, descubrían cosas nuevas y emocionantes el uno del otro. Juan se dio cuenta de que nunca había sentido una conexión tan fuerte con alguien y se enamoró profundamente de ella.
Pero su relación no fue fácil. Ambos tenían trabajos exigentes y horarios apretados, lo que a veces hacía difícil encontrar tiempo el uno para el otro. Pero siempre encontraban una manera de hacerlo funcionar, porque sabían que lo que tenían era especial.
Después de varios años de estar juntos, Juan decidió que era hora de dar el siguiente paso. Planeó una cena romántica en el mismo bar donde se conocieron y le propuso matrimonio a Ana. Ella aceptó, emocionada y feliz de pasar el resto de su vida con el hombre al que amaba.
Desde entonces, Juan y Ana han estado juntos, superando todos los obstáculos juntos y creciendo cada día más en su amor y respeto mutuo. Han tenido altibajos, como cualquier pareja, pero siempre han encontrado una manera de hacer que su amor siga floreciendo como aquella pequeña rosa.
(c) Héctor A. Palavecino
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